Ainis es heavy y todavía no lo sabe

Que conste, siempre he odiado las etiquetas. Aún recuerdo (momento emotivo) aquella vez en la que me preguntaron: “¿Qué eres?” a lo que contesté: “Soy Inés”. Desde esos bonitos y lejanos tiempos he dado muchos tumbos de manera más o menos superficial por algunos estilos. El resultado ha sido el mismo, claro, sigo siendo Inés. Inés: amante del rock, acomodada del pop, admiradora del flamenco, poco a favor del chimpún-chimpún, cariñosa con los clásicos internacionales, cómplice de muchas canciones de rap y curiosa de muchos estilos como el punk, el reggae y la fusión; Inés: muy dura para los pijos, demasiado hippie para los garrulos y una blanda para los más heavies.

Pero vayamos al grano: desde los 10 u 11 años, momento en el que vi a mi hermano llegar de un festival de rock nacional(el Menorrock, en San Javier), quise seguir sus pasos, para entonces ya me apoyaba en algunos grupos y convertí en uno de mis sueños asistir a uno de esos eventos al cumplir los 15 (lo de los 15 fue por mis padres), siendo el Viñarock mi objetivo por creerlo más cercano a mi “supuesto estilo”.

No ha sido a los 15, no ha sido el Viña, no me sabía las canciones y digamos que los grupos no eran del todo de mi agrado (o eso creía). Eso sí, ha sido en San Javier y muy parecido al (que en paz descanse)Menorrock, el Leyendas del Rock.

Allí estaba yo, rodeada de sudorosos heavies-chungos, vestidos de negro a pleno sol, borrachos y moviendo sus matas de pelo al ritmo de la música... las cuerdas, la batería, la voz... la música, señores. No sé cómo suenan los grupos en cd, pero en directo superaron mis expectativas, confirmando así una de las teorías que tengo desde hace unos meses aprendiendo de una masa de pelo rizado y sobre todo de un yogurín (muy a mi pesar en proceso de alejamiento, carita triste) y por tanto, consiguiendo que empiece a admirar esta rama del rock:

Y es que el heavy no es sólo música, es un modo de vida y es para siempre.